sábado, 27 de junio de 2009

Mal Viaje y Buen Viaje

El viaje enteógeno, ese mirarse para adentro a través de las plantas de poder e incluso algunos químicos sintéticos, le abre la puerta a nuestros contenidos inconcientes y permite cruzar las fronteras de lo transpersonal y numinoso que nos habita. Allí, el cuidado responsable de sí mismos garantiza que, aquello que guardamos en nuestras profundidades, tenga la mejor forma de expresarse, ya que el enteógeno solo es un recurso para contactar nuestra fauna abisal, la cual no ha sido domesticada por los controles de la razón. Es por ello que ese aventurarse más allá de los límites de nuestro ego tiene un costo. Muchos lo pagan gratamente como parte de su proceso personal, pero para otros es una amenaza al confort de su propia ceguera.

Al romper los candados, permitimos que se desplieguen y reacomoden los contenidos concientes e inconcientes que estaban pulsando en desequilibrio. Este es un fenómeno normal como parte natural correctiva de la dinámica interna. Cada psiconauta experimentará el proceso según lo que necesite para sí mismo, sea alcanzar estados de trascendencia, unidad y lucidez imposibles para la conciencia normal (Buen Viaje) o hasta el acomodo involuntario de heridas reprimidas o experiencias no integradas en la totalidad del ser (Mal Viaje). Bajo una mirada más amplia la crisis psicótica y el Mal Viaje, que pudiera experimentarse bajo los efectos del enteógeno, más que una distorsión patológica a la que hay que resistirse, solo es parte de una búsqueda de integración de las tendencias reprimidas que pesan y llevan al desequilibrio.

El reordenamiento de los contenidos internos es parte del viaje enteógeno. Si le quitamos la lectura maniquea del Buen Viaje y Mal Viaje, y nos permitimos, sin resistencias, trascender las angustias de la pérdida de control, podemos regresar más completos, menos fragmentados. Las plantas de poder o enteógenas son ante todo medicina para el alma, remedio para el ser.

martes, 9 de junio de 2009

Búsquedas y expectativas


Parafraseando un poema del escritor chino y filósofo taoista, Deng Ming-Dao, aprovecho para pasar revista a esos anhelos con que los buscadores de su propia verdad se llegan a topar. Espejismos y abalorios que confunden un camino que, muchos creen, termina en una plétora de plenitud y bendiciones. El camino solo es.



El genio de inteligencia superior no ha llegado.
La fuerza titánica no ha llegado.
Las visitas de los dioses no han llegado.
La liberación del cansancio no ha llegado.
El fin de las enojosas molestias no ha llegado.
La fama no ha llegado.
La ilimitada comprensión de los demás no ha llegado.
Los Poderes no han llegado.
La habilidad para curar espontáneamente no ha llegado.
El don de la profecía perfecta no ha llegado.
Ninguna de estas cosas han llegado,
Sin embargo, no puedo abandonar el camino del Espíritu.

Deng Ming-Dao

martes, 2 de junio de 2009

Inmersión en los territorios inconcientes


A petición de algunos lectores busqué, con un ejemplo muy didáctico, describir cómo es la inmersión en los territorios inconcientes del otro, es decir, eso que llamamos chamanizar. Es un caso bastante sencillo pero elocuente de cómo se puede entender la biografía de una persona a través de la geografía que se vislumbra dentro del propio viaje enteógeno. El relato que a continuación describo es parte de un viaje más largo, que incluye facetas más profundas, pero el aparte sirve a los fines antes descritos.

Una mujer me consultó para tratar su miedo al rechazo y un patológico deseo de complacer a los demás, sobre todo a la propia pareja. Trabajé con la mujer sirviéndome de los hongos, los cuales los dos ingerimos. En el viaje enteógeno vi una niña de cinco años jugando sola y triste en un cuatro lleno de juguetes con formas fantásticas. Le pregunté a la niña qué le pasaba y me dijo que su mamá no estaba.

Concientemente le pregunté a la consultante que le había pasado a los cinco años y me dijo que su hermana había nacido. Esa pregunta y su propia respuesta le dio un insight sobre un sentimiento de abandono que había sentido por parte de su madre, el cual había reprimido todos estos años, (corroboré posteriormente que su madre había tenido que estar inmovilizada en los últimos meses de embarazo por complicaciones) detonándole en ese momento un llanto catártico que se alargó por varios minutos hasta alcanzar un estado de paz profunda. Imágenes de cascadas y ríos turbulentos acompañaron el llanto, las aguas alborotadas fueron amainando su fuerza lentamente mientras hablaba con ellas solicitando su apaciguamiento. Al sumergirme una vez más en el viaje enteógeno pude ver la metáfora de la integración de la experiencia, cuando veo que la niña se despide de mí, bastante complacida, llevada de la mano de una mujer que carga un bebe a la espalda a la manera indígena, las tres cruzan una puerta y salen a un exterior luminoso.

La intervención generalmente es más literal y profunda, trabajando directamente en la metáfora y la imaginería animista que el otro abre al vincularnos dentro de la experiencia enteógena, todo depende del asunto a trabajar. En este caso se resolvió la experiencia no resuelta sin tanta mediación. Igual, todo resultó en un cambio paradigmático de la mujer, la cual que no volvió a recaer en las angustias de un posible rechazo afectivo o sus miedos anticipatorios de una ruptura con su pareja.

Tu biografía hace tu geografía

Sirviéndonos del paradigma de Caroline Myss “tu biografía hace tu biología”, podemos llevarla hasta decir que “tu biografía hace tu geografía”. Esta imagen nos ayuda a definir el trasegar chamánico como un recorrido vivo por los paisajes internos del inconsciente y su historia, territorio que nos vincula con todos, con todo y el Todo. Sólo al sumergirnos concientemente dentro de los fenómenos propios y/o los ajenos (como labor de servicio) nos es posible percibir su verdadera dimensión y su impacto en nuestra vida.

Esta naturaleza inaprensible del inconsciente nos impide hacer mapas definitivos para los territorios más profundos del alma pero podemos guiarnos a través de sus rasgos más accidentados. Allí los símbolos e imágenes arquetípicas nos permiten desenredar la madeja de cada alma en su búsqueda de sanación, integración y transformación. Guiándonos a través de estas señales podemos explorar los orígenes de cada padecimiento. Metáforas míticas que reflejan desde trastornos perinatales, traumas infantiles, experiencia no integradas, etc. o ya sus manifestaciones físicas somatizadas a través de desequilibrios orgánicos.

Cuando comenzamos a adentramos más en el inconsciente y logramos contactar alguno de sus habitantes, nos comunicamos con ellos, transmitimos sus mensajes o integramos armoniosamente al conjunto de la existencia, podemos vislumbrar que lo que pensábamos como un viaje interior es realmente una exploración a dimensiones superiores que nos trascienden, donde el conocimiento que nos es dado allí es manifestado muchas veces independientemente de lo que conocemos, somos y sabemos. Al entrar salimos y viceversa. Esto debe suponer un cambio en el concepto de lo que pensamos como el mundo interior, definido como un escenario dramático limitado a las neurosis personales.

Pero al seguir profundizando vemos que el inconsciente es mucho más que una puerta que comunica dos universos, que él nunca había separado nada, que somos seres inconcientes en la ilusión de una conciencia yoica y que las metáforas míticas se vivencian diriamente interior como exteriormente. El explorar los sustratos más profundos de lo que creemos que somos nos ayuda a entender que no hay ningún tipo de cortina divisoria entre los que llamamos el mundo interior subjetivo y exterior fenomenológico. Las correlaciones entre uno y otro todos los días definen nuestra mirada del mundo. Solo por nuestra afirmación en el ego hemos sabido separar lo que es y de lo que no. El Doctor Hofmann lo señala muy bien al explicar que bajo un estado místico la realidad se revela con otro aspecto mayor y “la frontera erigida por nuestro intelecto entre el yo y el mundo exterior se disuelve, y el espacio interior y exterior se funden entre sí”.

Lo importante es señalar que al sumergirnos en nuestro ser profundo y contactamos los ecosistemas abisales del reino transpersonal, emergemos sabiendo que en el universo la dimensión mítica y la real coexisten sin contradicciones, superponiéndose una a la otra sin que ni siquiera nos demos cuenta. Experimentar esto nos da una perspectiva más amplia de nuestra vida, haciendo de nuestra existencia un chamanizar constante.

martes, 26 de mayo de 2009

Neo-Chamanismo y simulación

Tengo graves discrepancias con el termino Neo-chamanismo. ¿Se puede rescatar la cosmovisión y las prácticas rituales de los pueblos originarios y re-situarse y reproducirse en contextos occidentales? No creo. Lo que saldrá de ello son reproducciones, copias, imitaciones lejanas del verdadero contenido del ritual, ya que el practicante es ajeno, no pertenece al cuerpo cultural de donde se extrae la técnica, no se comparte el campo de información de ese mundo, la mayoría de las veces ni siquiera se comparte el idioma. Es imposible que una persona, que no haya vivido inmersa en la cosmovisión particular de una cultura y tradición, pueda integrar todas las facetas del fenómeno. Sabrá la técnica ya que bien repetirá la receta del libro, pero el resultado será otro, no el original. El chamanismo no es de saberes (así se ve desde la visión positivista y cartesiana del tema, reduciéndolo bajo la mirada occidental) es de experiencias, de lo contrario se venderían ya hace rato títulos en la universidad.

Lo que abundan en cada esquina son falsas reproducciones de saberes ajenos, como si el leer un libro de chamanismo, vestirse a la manera indicada, colgarse el collar adecuado, comprarse una pipa ceremonial, tabaco y luego hacer un ritual a Wakan Tanka, siguiendo estrictamente la receta indicada, se pudiera experimentar lo que experimenta un Lakota. ¿Es posible? No creo. Se llegará a algo, sí, pero diferente, nunca al sentido original, ya que se está inmerso en otras significancias, otros campo de información y Memes. Sabiendo que las cargas del símbolo son puro contenido inconciente, tratar de integrarlas desde mi razón y conciencia es campo estéril. El significado de la cruz para un maya quiché es diferente para un católico. ¿Puedo sentir lo que él siente cuando la veo? No.

Se podrá aprender del mismísimo Don Juan Matus (personaje fundamental en el tema neo-chamánico) pero el resultado de las prácticas serán otros. Se obtendrá una reinterpretación con un resultado y sentido diferente. Por más que se repita las palabras precisas, con la genuflexión indicada, todo terminará en otra cosa y lugar. En ese reinterpretar se convierte en un falsear sin contenido. Distorsión irrespetuosa del verdadero ritual. Eso para mí es la pena de tanta hambre espiritual.

He visto que algunos “neo-chamanes” hacer cócteles de diferentes tradiciones y servirse, simultáneamente, de diferentes plantas enteogénicas (!) para su ritual de búsqueda de Dios. Ahí comienza el error ya que el chamanismo es una técnica experiencial, con fines prácticos (curación, consulta oracular, conciliación, etc.). Si alguien quiere buscar a Dios, “pues que vaya a la iglesia”, como decía María Sabina, hablando sobre los hippies que la perseguían en Oaxaca.

Para mí, ese enfoque desvirtúa groseramente el sentido original de la tradición, le quita su verdadero poder, por más que se reproduzca a pie de juntillas desde el manual. Un extranjero puede practicar el chamanismo como modelo de autoconocimiento pero nunca conectará con el sentido original del ritual. En la traducción se pierde, y cuando hablamos de palabras de poder se pierde ese mismo poder que se busca.

Hasta creo que es ofensivo para la tradición original creer que esta se puede “adquirir”. Repito, no es desde la razón que el chamanizar cobra sentido, es un hacer desde el ser, no desde la razón. Aunque el Neo-chamán se vaya de tour al amazonas peruano y se quede un par de meses haciendo dieta con el chamán Shipibo, no regresará chamán Shipibo. Te lo puedo asegurar.

Este artículo es comentario al blog del psicólogo Matías Méndez sobre el Sentido del Neo-Chamanismo (http://enteogena.blogspot.com/2009/05/el-sentido-del-neo-chamanismo.html).

martes, 19 de mayo de 2009

Hoja de la Pastora

El uso de la Salvia Divinorum u Hoja de la Pastora, bajo la tradición mazateca, sigue el mismo modelo de la velada mazateca con hongos. La preparación del altar, la consagración de las 16, 21 o 52 pares de hojas en la copalera, la presentación de los participantes a los poderes tutelares y a la misma planta, el canto y la labor meditativa en la oscuridad son fundamentales para el buen viaje enteogénico.

Por el contrario, por la corta duración de la experiencia (hasta 3 horas luego de una ingestión de hojas frescas), su uso se aplica para trabajos particulares totalmente claros para el consultante. Entre estos fines concretos está, por ejemplo, la adivinación y el recurso oracular, para encontrar cosas perdidas, saber el estado de algo o alguien a distancia, encontrar remedios específicos a dolencias, dar respuesta a preguntas, etc.

En mi experiencia el viaje enteogénico es mas vistoso y brillante que con los hongos; se puede llegar a conectar fácilmente con manifestaciones arquetípicas, con las cuales se puede conversar como en un sueño ( a ellos se les consulta), pero de forma muy vívida; las sensaciones corporales anómalas, como la dislocación de las extremidades puede agudizarse y ser atemorizante para el que no está en control; el viaje a otras realidades o espacios míticos no requiere gran pericia. La planta trata bonito y es una gran facilitadora de temas prácticos, por ello su importancia en la cultura mazateca, sirviendo de ayuda y acompañamiento a los maestros de estos usos.

viernes, 15 de mayo de 2009

Psicopompos

Así iban las almas estridentes todas juntas y las conducía Hermes, el Benéfico, por los sombríos senderos. Traspusieron las corrientes de Océano y la Roca Leúcade y atravesaron las puertas de Helios y el pueblo de los Sueños, y pronto llegaron a un prado de asfódelo donde habitan las almas, imágenes de los difuntos.
CANTO XXIV, La Odisea, Homero.


Uno de los temas más apasionantes, en mi experiencia con el ámbito chamánico, es la del chamán como Psychopompos (de psyche "alma" y pompos, "guía"). Para mí, está es una labores fundamentales de la práctica chamánica y el refinamiento de esta habilidad marca la diferencia entre los maestros y sus aprendices. Como mediador e interlocutor entre los diferentes planos de conciencia o realidades, el chamán desarrolla destrezas para manejarse a través de estos ámbitos sutiles, sin menoscabo de su integridad física, mental y espiritual. Esta facultad, le permite ejercer una de sus funciones básicas como servidor de la sociedad, que es la de conducir, rescatar, acompañar, cuidar y orientar las almas que están en dichas dimensiones cósmicas o estados espirituales.

Diferentes personajes míticos han actuado como psicopompos o guías de almas, ayudándoles a los muertos a encontrar su camino hasta el Inframundo, o traen los sueños a los vivos y hasta rescatan almas de aquellos reinos para volver a encarnarlas en este plano. Entre los más conocidos están Hermes, Anubis, Morfeo, Perséfone, Pan; o el Ángel de la Muerte, conocido como Azrael por los judíos e Izrail por los musulmanes y Mordad entre los persas; también se representa como el Ángel Gabriel, Baldr en la mitología nórdica, la Muerte con su guadaña, los Shinigami japoneses o las Valkirias germánicas. Todos ellos custodian las entradas a los mundos sutiles inferiores o superiores, según el destino del alma. Como mediadores entre dioses y hombres, vinculan ámbitos psíquicos, pudiendo crear puentes entre las pulsiones inconscientes, las tensiones somáticas y la conciencia, para bien del consultante.

Ahora, lograr sumergirse en los ámbitos transpersonales ajenos, es decir, en las regiones inconcientes y espirituales del propio consultante, y rescatar de allí lo que está fragmentado o no integrado, es un ejercicio de impecabilidad personal que requiere una gran pericia. La habilidad para reconocer los contenidos propios de los ajenos y navegar como psiconauta, entre diferentes planos de conciencia hasta ir a la médula del conflicto no resuelto del otro, requiere años de trabajo personal y pulcritud en la práctica. En el chamanismo mazateco se busca alcanzar un total refinamiento en las incursiones a los otros mundos, buscando en cada viaje afinar la capacidad de orientación y el discernimiento, que cuida al consultante de perderse entre las realidades míticas que allí se movilizan y al propio Chotachine (Chota-a T chinée, del mazateco Hombre de Conocimiento) de involucrase emocionalmente con los contenidos ajenos.

Por supuesto y aclarando, este ejercicio no es una metáfora de una labor terapéutica tradicional, al contrario, uno realmente se sumerge en los contenidos inconcientes del otro y hay un encuentro conciencia-chamán en inconciente-consultante, donde la biografía del otro se hace geografía y se recorren sus dominios simbólicos hasta traer a la luz lo perdido. Todo, gracias a la ceremonia enteogénica y las enseñanzas de los grandes Chotachines, que han guardado estas técnicas por cientos de años.

martes, 12 de mayo de 2009

El miedo a la locura



La perdida de control, el desorden cerebral, la alteración cognitiva, la inmersión en los delirios (del latín delirare, que significaba para los agricultores romanos "desviado del surco recto"), cualquier cosa que amenace la norma y el salirse del sistema religioso-económico-cultural imperante, es tachado como demente. Si el comportamiento no es aceptado lo reducimos a enfermedad. Los poderes de turno demandan que la irracionalidad debe “eliminarse”. Dando a entender que cualquier fenómeno anormal es aberrante. Nos venden que nos cuidemos de cualquier cosa que lleva a la persona al borde de su razón, tanto que el mismo individuo ya no puede decidir qué hacer o dejar de hacer criminalizando la propia libertad de elegir, por ejemplo, el tomar un alucinógeno o un enteógeno (algo fundamental en las culturas originales para la estabilidad emocional dentro del marco social).

El nuevo tratado inquisitorial llamado DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), cada día cataloga y crea nuevos trastornos y enfermedades, dándole qué comer a miles de psiquiatras, investigadores clínicos y laboratorios, que por supuesto, ya tendrán su medicamento que regresará al perturbado al seno de sociedad. Para el filósofo francés Foucault los hospitales psiquiátricos, las prisiones, las escuelas y los centros de reclutamiento manejan el mismo lenguaje de poder coercitivo, criminalizando y excluyendo todo lo que no sea permitido, y donde unos pocos tienen el poder de excluir al individuo de la sociedad y determinar las condiciones de su admisión en ella.

Rescato los conceptos de antipsiquiatría el de que la enfermedad mental es una invención oportunista y opresiva de la sociedad. La familia y la sociedad, después de perturbar a ciertos sujetos, los declara enfermos y los reduce con el tratamiento. Se les tacha de peligrosos y los mantiene vigilados o confinados por la posibilidad de la autolesión o el intento de homicidio; si es así quisiera saber si hay más asesinos esquizofrénicos que normales.

Les dejo con un video de Terence McKenna, estudioso del chamanismo y de los estados alterados de conciencia. Antes de su muerte, en el 2000, McKenna fundó Botanical Dimensions, una organización sin ánimo de lucro dedicada a preservar plantas de tradición chamánica del Amazonas en Hawaii.

Entheogen. Un documental sobre el despertar interno



Este documental nos invita a redescubrir un cosmos encantado en el mundo moderno, despertando lo que hay sagrado en nosotros.
La película examina las emergencias de las técnicas arcaicas de éxtasis en el mundo moderno, desde la ola de ecología y despertar evolutivo, la música electrónica trance, el tecno-chamanismo, festivales orgiásticos, retorno a ritos iniciáticos y la reevaluación farmacológica de los componentes de los enteógenos.
En el documental participan grandes figuras del tema enteogénico y lo transpersonal como Stanislaw Grof, Marilyn Schlitz, Ralph Metzner, Alex Grey, Terrence McKenna, John Markoff, Daniel Pinchbeck, Kat y Harrison, entre otros.

Todo un regalo que nos invita a salir de nuestra modorra existencial y encumbrarnos a la nueva etapa de nuestra realización como seres humanos.

Más información en http://entheogen.tv/index.php

martes, 5 de mayo de 2009

Batallas en el desierto y ayahuasca


Lo que se resiste, persiste.

No os resistáis al mal... (Mateo 5:39).


Tengo a un amigo que cada semana toma ayahuasca como parte de sus aprendizajes siguiendo las enseñanzas de su Taita del Valle del Sibundoy, en el putumayo colombiano, ese bello lugar en el sur de Colombia que Richard E. Schultes sacó a la luz por sus plantas medicinales y saberes ancestrales.

En estos momentos está persona está pasando por un atascamiento en su proceso, el cual se evidencia en la reiterada aparición de escenas con un fondo común: la lucha de él contra personificaciones del mal, de lo negativo, de lo maligno. Los escenarios de batallas campales se repiten y su anhelo de aniquilar a su antagonista es una constante que no le ha permitido avanzar. Me cuenta que puede irse en su viaje enteógeo a desiertos donde es atacado por demonios, al mejor estilo de San Antonio, o hasta termina en escenarios de la segunda guerra mundial enfrentando nazis de Luger en mano. Panteras y murciélagos lo asolan pero el continúa en pie de lucha sin ceder nunca un milímetro.

Lo que se revela en su testimonio es que gracias a la medicina enteógena ha podido traspasar las barreras del ego y se ha encontrado con su propia Sombra, la gran antagonista que nos muestra que aquello que tanto odiamos de los otros también nos habita. Esta persona, en su búsqueda de sí mismo, a través de los aprendizajes chamánicos, se ha empeñado en refinar aspectos como la rectitud, la humildad, la entrega, el servicio, etc. y los otros aspectos que no se ajustan a su ideal han sido rechazados y reprimidos, y con ello ha nutrido de hostilidad su Sombra, que lucha ahora por integrarse como parte de un todo que la requiere para ser unidad.

Todo ello lo está llevando a su fragmentación. Si entendiera que pueden unirse los opuestos dentro de sí mismo saldría de su atolladero. Si dejara de resistirse a estos aspectos y los viera como parte natural de todo ser humano se liberaría. Romper la cadena de repudio hacia las propias inclinaciones e instintos dejaría sin carga las explosiones de hostilidad que manifiesta interiormente. De lo contrario la batalla emergerá a través de un síntoma o un trastorno hasta por fin ser integrada luego de un penoso peregrinaje. Se debe aceptar la propia naturaleza en toda su complejidad. Mi amigo y maestro oaxaqueño, el Profe Pablo García, nos decía sobre la persecución de ideales: “uno nació hombre y morirá hombre”.

Asumir lo negado, vincularse con lo excluido, reconciliarse con lo rechazado, es la única salida. Nunca alcanzaremos salir del conflicto si nuestra búsqueda del bien se fundamenta en la derrota del mal. Este es el regalo que le muestra a mi amigo el remedio enteógeno.