viernes, 23 de octubre de 2009

El Manjar de los dioses


Estoy releyendo el libro El Manjar de los Dioses, escrito por el etnobotánico, recientemente fallecido, Terence McKenna. Su idea del papel crucial de los hongos visionarios (con activos psilocibínicos) en la evolución de la conciencia humana siguen moviéndome:


“Mi argumento es que la mutación producida por componentes psicoactivos en la dieta humana temprana influyó directamente en la rápida reorganización de las capacidades de procesamiento de la información del cerebro. Los alcaloides de las plantas, particularmente los compuestos alucinógenos como la psilocibina, dimetiltriptamina (DMT) y harmalina, pueden ser los factores químicos de la dieta protohumana que catalizarán la emergencia de la autoconciencia humana. La acción de los alucinógenos, presentes en muchas plantas comunes, mejoró nuestra facultad de procesar la información o sensibilidad ambiental, y por lo tanto contribuyó a la repentina expansión del tamaño del cerebro humano. En un estadio superior de este proceso, los alucinógenos actuaron como catálisis en el desarrollo de la imaginación, alimentando la creación de estratagemas internas y posibilidades que quizá concordaron con la emergencia del lenguaje y la religión.”


A lo largo del libro, McKenna expone dentro de su hipótesis la aparición de tres grandes saltos evolutivos, dados por el nivel de consumo del hongo:


Primer nivel (bajo). Pequeñas cantidades de psilocibina, consumidas sin tener conciencia de su psicoactividad en el marco del acto común de recogida de alimentos, producen un importante aumento de la agudeza visual en particular en la detección de límites. El descubrimiento de "binoculares químicos" no podía dejar de tener un impacto en el éxito en la caza y en la recolección para aquellos individuos que consiguieran dicha ventaja. Grupos comunitarios que incluyeran a individuos que mejoraran su visión tendrían más éxito a la hora de alimentar a su descendencia.


Segundo nivel (medio). Al ser la psilocibina un estimulante del sistema nervioso central, cuando se toman dosis ligeramente superiores, tiene tendencia a producir agitación y estimulación sexual. Por lo tanto, en este segundo nivel de uso, al aumentar las posibilidades de copulación, el hongo favorece directamente la reproducción humana.


Tercer nivel (alto). El tercer nivel es el nivel de la total apertura del éxtasis chamánico. La intoxicación mediante la psilocibina es un éxtasis cuya esencia y profundidad desafían la descripción. Es completamente Otro y no menos misterioso para nosotros de lo que fue para nuestros ancestros comedores de hongos. Se establecen vínculos comunitarios y actividades sexuales en grupo, lo que promovió la mezcla genética, una tasa mayor de nacimientos y un sentido de la responsabilidad comunal por parte de la prole del grupo.


El efecto de los hongos en la bioquímica del cerebro no debe dejarse de lado al estudiar la evolución de la conciencia. Su impacto en la capacidad cognitiva, dada por sus activos, es un tema de estudio que puede llevar a más preguntas sobre nuestra relación psicoactivo + conciencia.

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