lunes, 4 de mayo de 2009

¿Somos pequeños o grandes?



Cómo les encanta a los físicos y estudiosos de las ciencias naturales que perdamos todo capacidad de asombro cuando nos machacan que no somos nada más que partículas insignificantes, girando en una mota de polvo azul alrededor de una intrascendente estrella, en una miserable esquina de un conglomerado irrelevante de estrellas, en la esquina más lejana de una galaxia cualquiera, que se pierde dentro de un grupo de cientos de galaxias, que se mueven dentro de un universo con miles de millones de galaxias, y que seguramente no es el único universo, sino hay múltiples en múltiples dimensiones. En resumen, y como lo decía un comentarista de un blog de ciencia “somos una mierda, diminuta, pero mierda al fin y al cabo”.

Cuando estas personas desprecian su pequeñez y se agita una angustia existencial frente a lo magnitud del universo, esto solo deja ver una sensación regresiva de miedo, cuando veíamos a nuestros padres como seres titánicos a los que había que temer. Nuestra indefensión y fragilidad frente a los adultos, en especial a sus maltratos, deja secuelas que luego se pueden expresar a través de estas verbalizaciones.

Sería recomendable que todos pudiéramos integrar esos aspectos escindidos y no minimizar nuestra naturaleza, sino entender que no siendo el centro del universo, tengamos la capacidad de maravillarnos y contemplar la belleza que se abre ante nuestros ojos en una noche estrellada. Estas magnitudes no nos deben acomplejar sino al contrario, nos deben invitar al asombro y lo principal, a ser algo de nosotros en ese corto lapso de vida que tenemos a nuestro paso por el universo. Y como decía el poeta Walt Whitman “Para mí, una brizna de hierba no vale menos que la tarea diurna de las estrellas”.

1 comentario:

Alejo Retamal dijo...

Aquí está esta joya de Eduardo Punset, que entre otras admiro bastante. Dice "nos creemos mini-dioses cuando en realidad vivimos montados en un planeta que se mueve a 250 kms/seg. de una estrella medianita situada en la parte exterior de uno de los billones de galaxias que, como motitas de polvo, existen en el espacio. Sin embargo muchos seguimos creyendo que somos el centro del universo, el ombligo del mundo, cuando en realidad somos "la última gota de la última ola del inmenso océano cósmico".