Blogueando con Matías Méndez (http://enteogena.blogspot.com) sobre el blog “Una iluminación accidental” (http://centroluminoso.blogspot.com/2009/04/una-iluminacion-accidental.html) surgió la duda de si un evento como el vivido por esta científica puede considerarse un estado ampliado de conciencia en un nivel Trans-personal (más allá del yo), o por el contrario, solo es una pérdida momentánea de las barreras del yo pero en un nivel pre-personal (anterior al yo). Dónde esta la frontera que separa una experiencia regresiva de conciencia oceánica neonatal de un estado místico de fusión con el Todo. Una confusión que Wilber llama la falacia pre-trans.
Una experiencia regresiva Pre-Personal puede reconocerse por algunos rasgos; entre ellos están la lógica mágica con que la persona entiende ese momento el mundo (imaginería fantástica, amuletos, armas arcaicas u futuristas, ovnis, seres titánicos, etc.); o la activación de un estado preverbal temprano, con incapacidad para hablar, balbuceos, reflejo de succión, bloqueo sensorial del mundo exterior; disminución de la función cognitiva para la formación de conceptos y reconocimiento de objetos, símbolos, letras; distorsión alucinatoria del cuerpo y los sentidos; perdida de control de esfínter; conciencia oceánica, es decir, la no separación entre la persona y el afuera; entre algunas de las experiencias más comunes.
Por el contrario la experiencia Trans-Personal puede reconocerse en la fusión con el afuera (naturaleza, cosmos, Dios, etc) pero manteniendo un sentido de individualidad o la fusión sujeto-objeto (muy parecido a la conciencia oceánica) que conlleva posteriormente a una mayor integración social; la inefabilidad de la experiencia que va más allá del pensamiento discursivo; nóesis, es decir, aprehensión del conocimiento puro de forma directa; éxtasis divino o iluminativo, que posteriormente permite entender que la voluntad está sujeta a algo mayor que el propio ego; de plenitud física y psíquica; entre otras.
Las experiencias Trans-Personales o Cumbre, como Maslow las llamaba, pueden asociarse a un estado místico que “conduce a una transformación permanente de la psique hacia la totalidad, la salud y la autorrealización.” (Owens). La experiencia Trans genera una nueva visión tanto de sí mismo como de las relaciones con el otro, por lo que no se regresa a la neurosis anterior ni se refuerza, sino se cambia, se amplia, se integra, se fusiona, para un resultado transformador radical.
Wilber habla de las experiencias Trans diciendo: “Estas experiencias pueden proporcionar una sensación de sentido y objetivo a nuestra vida, pueden ayudarnos a superar crisis existenciales y despertar en nosotros una preocupación compasiva por la humanidad y el planeta. También evidencias la existencia de un amplio abanico de posibilidades humanas y nos sugieren que ciertas emociones, motivaciones, capacidades cognitivas y estados de conciencia pueden ser cultivados y refinados hasta grados mucho más elevados has lo ahora considerado normal (Wilber, 1994) .
En mi opinión todas las emergencias psico-espirituales, sean experimentadas como Pre o Trans son recursos con los que nuestra propia naturaleza se sirve para hacer un cambio en búsqueda de su transformación, según las capacidades de cada persona. Por otro lado y en mis experiencias he podido constatar como lo Pre y lo Trans va emergiendo, sin superponerse o traslaparse bajo una lógica superior que solo tiene sentido para sí misma. En ese orden todas son positivas y sanadoras si son bien integradas posteriormente.
(Imagen: Pintura del curandero peruano Pablo Amaringo).
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