Reconocer el dolor es una forma de llevarlo a su maduración. Nuestra sociedad ha montado todo un tinglado de técnicas y medicamentos para escapar del dolor, como si se tratará de un enemigo despreciable y el bienestar se fundamentara en su exclusión radical. Pero en condiciones donde los analgésicos ya no aportan a la reducción del dolor o antes mismo de pensar utilizarlos, se puede experimentar un cambio de mirada sobre el mismo.
Entendiendo el dolor como un proceso físico diferente al sufrimiento, que es la emoción resultante de ese dolor, debemos verlo como una expresión energética de nuestro ser que se manifiesta cuando se moviliza energía donde antes no se hacía. Lo podemos ver cuando hacemos ejercicio en extremo o forzamos nuestra mente en algo. Nuestro cuerpo nos reclamará atención. Este torrente de energía no tiene una cualidad positiva o negativa, simplemente es una señal de alerta que nos saca de nuestro discurso mental y nos arraiga en el presente, conectándonos concientemente con nuestro cuerpo.
Cuando nos resistirnos al dolor emerge el sufrimiento , pero si lo observamos concientemente el dolor se convierte en un mensajero que nos trae al presente, a nuestro cuerpo, ese lugar del cual siempre queremos evadir y solo disponer para el placer como única medida. Si quitamos nuestros barreras al dolor podemos verlo como realmente es, una expresión de nuestro ser buscando reclamar atención sobre algo. No solo sobre nuestro cuerpo, que sería una reducción al síntoma y reforzaríamos la creencia de que somos entes separados mente vs cuerpo, si no de algo más profundo. Es una llamada que hace nuestro Ser como última medida luego que cerramos las demás vías de comunicación. La pregunta sería ¿qué trata de decir mi Ser a través de mi cuerpo? Qué requiere ser escuchado y que antes estaba en la inconciencia? Debemos estar atentos y no simplemente cerrar oídos. De esta forma, mirando más allá del síntoma, podremos entender nuestro ser como una unidad mente-cuerpo-espíritu y estar conscientes a todos sus aspectos, hasta los que hemos aprendido a marginar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario