Hacer una labor de Sanación que no implique una toma de conciencia por parte del cliente no tiene sentido. Lo único que haremos será revolver sus campos energéticos creyendo que hemos cumplido el trabajo. Pero no es así, la inercia natural lleva a que todo regrese al mismo lugar si no hay conciencia de por medio. Es fundamental conectarse con el paciente e ir más allá, debemos servir de puente con aquello que necesita integrarse al flujo de la vida. De allí el título de este Blog.
En la antigua Roma la construcción de puentes suponía el rompimiento del orden natural (ordo rerum) que los Dioses habían establecido, pues con estos, una creación del ingenio humano (Ego), se cruzaba un río sin mojarse. Para reestablecer el orden se buscaron personas que sirvieran de intermediarios con lo Divino y Numinoso llamándoles Pontifex. Con el tiempo la palabra fue incorporada a religión católica romana refiriéndose actualmente al título del Papa.
Tomando solo su sentido etimológico y lejos de un contexto peyorativo, como Sanadores debemos servir de puente para los síntomas. Debemos escuchar como el cuerpo habla y los síntomas físicos y energéticos responden. Entendamos que el síntoma es un recurso de nuestro Ser para manifestar una alteración del orden. Primero aparece como una coagulación energética en la periferia sutil de nuestros campos para luego comenzar a densificarse más y más hasta emerger en nuestro plano físico. A lo largo de este camino siempre está pulsando por hacer algo conciente como una carencia o una necesidad existencial insatisfecha.
Seamos sensibles a él, escuchémoslo y aprendamos a traducir su mensaje. Así nos convertiremos en Pontifex para nuestros clientes, ayudándole a unir la orilla donde se establece la Conciencia y el otro extremo, donde los aspectos inconcientes y espirituales que nos gobiernan habitan. El solo hecho de vincular el mensaje del síntoma y hacerlo conciente genera una nueva mirada y ello basta para reiniciar el proceso natural de nuestro Ser. Hacer conciente lo que antes no lo era es nuestro trabajo fundamental, lograrlo permite que el fluir vuelva a tomar lugar y con ello el balance hacia ese proceso continuo de hacerse conciente que llamamos Vida.
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