miércoles, 4 de marzo de 2009

Sombra y Sueño

Antes de interpretar un sueño es fundamental entender que cada evento onírico tiene múltiples posibilidades de explicación y cada una es tan válida como cualquier otra, ninguna siendo además excluyente con sus similares. Pero por otro lado la interpretación tiene un peligro. Al diseccionar el sueño tenemos la probabilidad de ahogarlo, es decir, le quitamos su fuerza liberadora. Pero en aras de la reflexión miraremos algunos aspectos del sueño de una amiga que compartió conmigo:

“Estábamos en mi casa en mi cuarto y había una persona que no conozco que me decía que en mi cuarto había algo malo. Nos poníamos todos a enviar buena energía con las manos a la cama y de pronto el me decía que había que girar la cama, la giramos y seguimos enviando buena energía a la cama, de pronto yo me sentía como poseída y me tiraba a la cama y sentía cosas extrañas. Luego lo que tenía por dentro salía y se personificaba en un hombre que no conozco, gordo calvo y sentía que era el diablo. De pronto apreciamos todos como en un teatro y yo tenía una espada en mi mano, y sabía que tenía que clavarle la espada en el pecho para que se muriera. Las otras personas que estaban inicialmente conmigo estaban esperando el momento para atacarlo. Pero yo me adelante y le clave la espada pero en la garganta, y la sensación fue de angustia porque como no le había clavado la espada en el pecho sabía que no se había muerto.”

En general el sueño refiere a la Sombra. Esta son aspectos reprimidos de nuestro propio ser, los cuales por ir en contradicción con la imagen idealizada del Ego terminan reprimiéndose. Esos aspectos no son eliminados, solo excluidos, ya que son una parte fundamental de nuestra naturaleza. Esta Sombra no se reduce a algo negativo que nos habita (que sería la perspectiva del Ego), al contrario, remite al inconciente, fuente de fuerza y creatividad, donde emerge la energía que nos impulsa a la propia realización como personas. Esta potencialidad natural es detenida por el Ego. Un Ego es nacido de las creencias de nuestros padres y los sistemas morales e ideales éticos que venimos siguiendo desde niños y que cumplimos en aras de que nos validen, cerrándonos así a la posibilidad de nuestra propia complitud (Principium individuationis).

La analista jungiana Jolande Jacobi, discípula y posteriormente colaboradora de C. G. Jung señala que hay muchas personas que no viven su propia vida y que lo desconocen todo sobre su verdadera naturaleza. Estas personas hacen auténticos esfuerzos para “adaptarse”, para no llevar nunca la contraria y cumplir exactamente lo que las opiniones, las normas, las reglas y los convencionalismos que el entorno considera “adecuado”. Esas personas son esclavas del “qué dirán”, de “lo que hacen los demás”, etc.*

Cuanto más tratamos de seguir nuestro propio camino más nos molesta la rigidez de las normas y los valores colectivos. Para alcanzar la plenitud debemos liberarnos del poder del psiquismo colectivo y del entorno que nos rodea y estar dispuestos a cambiar. Pero debemos aspirar a convertirnos en nosotros mismos y a integrar lo que somos, en el mundo. Esta toma de consciencia de nuestros conflictos siempre se experimenta como un enfrentamiento entre impulsos irreconciliables, como una especie de guerra civil interna.*

Ser uno mismo significa aceptar cada aspecto de nuestra naturaleza, lo bueno y lo no tan bueno. Esto implicará exponerse como en un teatro frente a un auditorio que quizás como en el sueño puede ser nuestra familia introyectada, pero detrás de ese público que nos juzga solo está un complejo de ideales morales y creencias familiares sobre algún tema (educación, dinero, estudio, sexualidad, etc.) que nos fue impuesto.

En este sueño la persona no acaba con la Sombra, no la aniquila, como el auditorio estaba esperando y esto es esperanzador para la persona, pero puede generar angustia y culpabilidad. Hasta este momento la sombra solo ha sido acallada (espada en la garganta). Aquí nos sirve la interpretación para hacer una invitación a todos. Debemos dejar de temerle a nuestra sombra y ver que tiene que decirnos de nosotros mismos que no alcanzábamos a ver. Ella nos busca porque trae dones que el ego en su inflación no puede percibir. En el tema mítico del dragón este siempre duerme sobre su tesoro. Debemos ir pues por nuestro dragón, no se trata de matarlo como bien haría el héroe, se trata de entender que también hay algo de dragón en cada uno. Ese es el verdadero tesoro.

* Párrafo tomado de La curación de la sombra de James Hillman, del libro Encuentro con la sombra : el poder del lado oscuro de la naturaleza humana Editorial Kairos. Agradecimiento a David Londoño por la muestra del libro.

2 comentarios:

Nano dijo...

buenos articulos te visitaare mas veces
un saludo

Jurema dijo...

Hola!!

Uno de los mejore libros que he leído!
Recomendable a los terapeutas , no crees?

No todos lo pueden leer sin hacer pausas importantes, ya que hay que asimilar el material que resuena dentro..
Abrazos.