lunes, 13 de septiembre de 2010

La mirada plástica



"No ves lo que es, ves lo que eres"

La mirada sobre uno mismo, ese discurso que define quienes somos, depende de las reacciones adaptativas que en nuestra infancia experimentamos frente a un evento traumático, o a la misma primera herida (o como el psicoanalista Michael Balint llamó "Falta Básica)), cuando el vínculo simbiótico madre - hijo se rompió. Ese discurso, articulado desde un estado emocional estructura nuestra relación con el mundo (Lowen y Pierrakos definio cinco estructuras de carácter) y predetermina nuestra respuesta a las circunstancias externas, moldeando hasta nuestro mismo cuerpo, en una respuesta adaptativa de defensa.

Reconocer que al hablar de cómo es el mundo y quienes somos está predeterminado como reacción defensiva ante una herida infantil, nos abre la posibilidad de integrar, desde el adulto, nuevas interpretaciones, dejando atrás las respuestas automáticas y reflejas que damos y tanto nos limitan (los sesgos cognitivos que filtran en forma selectiva la información circundante).

En mi experiencia, el uso de plantas enteogénicas rituales da esa posibilidad, desestructurando las definiciones (razón) y respuestas anímicas (emoción) que damos por sentado, re-interpretaciones sobre todo lo que nos rodea mucho más ricas y más flexibilidad emocional para sobrellevar eventos traumaticos, esa "resiliencia" con los psicólogos llaman la entereza.

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