martes, 11 de agosto de 2009

El espejear mágico


El poeta ve donde otros no ven. Ve lo que está allí, invisible tal vez por lo cotidiano; oculto porque oculta un misterio. Lo misterioso es algo que desaparece en las apariencias, algo que lo evidente hace invisible. El poeta toma lo aparente y lo transforma, lo lleva a otro ámbito y lo hace visible. El acto poético es un acto transformador del mundo.
Humberto Maturana Romesín


Conoce a tu rival.
Contempla su vida detenidamente
las historias que jamás se contarán de él
su bondad en la victoria
sus gestos en la derrota
el origen de sus virtudes
donde domesticó sus fuerzas
el primer látigo aleccionador.
Contempla las explosiones indóciles
de su temperamento
sus deseos inconclusos
sus odios enquistados
sus amores viscerales.

Conoce a tu rival.
Plántate frente al espejo.
Ataca.

Este poema que comparto lo escribí hace casi ya una década atrás en México y publicado en el libro HASTA AGOTAR LA EXISTENCIA, antología de nuevos poetas, Editorial Grupo Resistencia. Lo traigo a la memoria pensando en la práctica del espejear, ese ejercicio de observación y escucha de los dioses / fuerzas / voluntades que nos habitan. El quehacer del espejear nos alinea con aquel propósito más grande, incognocible pero sí intuible, que marca nuestro destino. Tanto el chamán como el terapeuta deben ser ese espejo vivo que refleja lo invisible para el consultante. En el ejercicio del espejear el acto de percibir se vuelve mágico, ya que lo que no es se manifiesta a los ojos del que no ve, en una experiencia directa de un mundo nuevo. En ese sentido poesía y magia se vinculan. Tezcatlipoca, dios tolteca, conocido como "el espejo humeante", señor de los Nahualli (magos), cargaba en su pecho un espejo de obsidiana (de allí su nombre), es el único de los dioses que entiende la naturaleza del mundo y lo que se oculta detrás de las apariencias. En su espejo se podía ver el verdadero sentido de cada acto y acción, pero solo los magos tenían la fortaleza para ver en su reflejo lo que determina nuestro destino. Los no preparados se perdían en la noche de la locura.

No hay comentarios: