
Es hora de abrir la puerta, cada quien según su saber, a los mensajeros del viejo y arcano inconciente, venidos desde los sustratos abisales de nuestra naturaleza psíquica, donde habitan y mueven representando toda nuestra historia como seres vivos. Ellos ya no tendrán que irrumpir violentamente para hacerse sentir, ni expresarse a través del trastorno y el desequilibrio orgánico. Ya fue suficiente el reinado de un pueril Ego que, con apenas 100.000 años de existencia, se siente el hermano mayor frente a un inconciente que se pierde en la noche de los tiempos.
Al sanar esta fractura psíquica y permitimos el dialogo conciente con los contenidos inconcientes nos vinculamos con el símbolo, el cuerpo, la creatividad, la intuición, el ritual, el arquetipo, el sueño, la señal numinosa, el misticismo, las experiencias cumbre, los estados extáticos, las plantas de poder y enteógenos, etc. El hacerlo nos permitirá reestablecer el equilibrio interno que trae como recompensa la sanación con nosotros y con el otro. Es una tarea crucial para sanar la especie misma y el planeta. Si lo dudan los invito a ver un noticiero.
Foto: Equinoccio de primavera en Teotihuacán, 2002.
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