
De este modo buscando lo que hay detrás del síntoma y que abrí en el anterior blog, la gripe porcina o el virus H1N1 tiene la misma carga simbólica pero a escala colectiva que una gripe común: son lágrimas no lloradas.
Puede parecer simplista, pero en medio de una crisis mundial, donde el miedo a perder el empleo y todo lo que eso conlleva es explotado hasta la saciedad por los medios noticiosos, la gripe es un catalizador que permite descargar la tensión y el estrés. No nos curamos de la enfermedad, la enfermedad nos cura. Como pronóstico puedo asegurar que después de la pandemia el tema financiero perderá valor, sirviendo así la gripe luego de su labor liberadora como balanza que pondrá todo en su verdadero lugar.
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