
"No ves lo que es, ves lo que eres"
La mirada sobre uno mismo, ese discurso que define quienes somos, depende de las reacciones adaptativas que en nuestra infancia experimentamos frente a un evento traumático, o a la misma primera herida (o como el psicoanalista Michael Balint llamó "Falta Básica)), cuando el vínculo simbiótico madre - hijo se rompió. Ese discurso, articulado desde un estado emocional estructura nuestra relación con el mundo (Lowen y Pierrakos definio cinco estructuras de carácter) y predetermina nuestra respuesta a las circunstancias externas, moldeando hasta nuestro mismo cuerpo, en una respuesta adaptativa de defensa.
Reconocer que al hablar de cómo es el mundo y quienes somos está predeterminado como reacción defensiva ante una herida infantil, nos abre la posibilidad de integrar, desde el adulto, nuevas interpretaciones, dejando atrás las respuestas automáticas y reflejas que damos y tanto nos limitan (los sesgos cognitivos que filtran en forma selectiva la información circundante).
En mi experiencia, el uso de plantas enteogénicas rituales da esa posibilidad, desestructurando las definiciones (razón) y respuestas anímicas (emoción) que damos por sentado, re-interpretaciones sobre todo lo que nos rodea mucho más ricas y más flexibilidad emocional para sobrellevar eventos traumaticos, esa "resiliencia" con los psicólogos llaman la entereza.
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