martes, 9 de diciembre de 2008

El monje y la araña

La salud total y el despertar son realmente lo mismo. Tarthang Tulku

Les comparto una excelente historia zen sobre la fuente del sufrimiento y sobre donde ponemos las causas de nuestros desequilibrios.

Un monje de un monasterio zen en el Japón luchaba constantemente con su práctica meditativa. Cada vez que se ponía a meditar veía como lo amenazaba una araña inmensa. Después de meses de infructuosa meditación, miedo y ansiedad decidió finalmente matar al molesto animal.

Mientras se dirigía decidido, cuchillo en mano, al Dojo para su práctica, le vió su Sensei quien le preguntó que se proponía. El joven le explicó su problema. El Sensei le escuchó atentamente y le recomendó al joven monje una estrategia. Le dijo que primero cogiera su pincel de caligrafía y que, cuidadosamente pintara una cruz en el vientre de la araña, para clavar al día siguiente el cuchillo en la intersección de la cruz.

El monje entusiasmado entró en el Dojo y se entregó a su meditación. Cuando apareció la araña le pintó cuidadosamente el vientre. Sintiéndose bastante satisfecho hizo una reverencia y salió del salón de meditación, para encontrar en la parte delantera de su hábito una gran cruz pintada.


Las terapias y el hilo vinculante


«La enfermedad es el grito de un alma ofendida» Peter Altenberg

Es apabullante la cantidad de posibilidades en terapias complementarias que hoy por hoy se pueden encontrar como alternativa a la medicina alopática. El NCCAM (National Center for Complementary and Alternative Medicine) las ha clasificado en cinco grandes vertientes, establecidas según el principio que incorporan para su práctica. Están las Terapias Energéticas (que incluye Sanación en Bionergía Espiritual, Toque Terapéutico, Polaridad, Flores de Bach, Reiki, Cristaloterapia, Magnetoterapia, Qi gong, etc.), las Terapias Manipulativas cuyo fundamento es el trabajo con el cuerpo y su estructura ósea, articulaciones, tejidos blandos, sistema linfático, entre otros (Rolfing, Acupuntura, Shiatsu, Moxibustión, Craniosacral, Reflexología, etc.), Terapias con Base Biológica donde el uso de sustancias naturales es la norma (Herbalismo, Nutrición orgánica, frutoterapia, Naturopatía, uso de enteógenos, etc.), Sistemas Médicos Completos (Whole Medical Systems) donde se ve al ser humano como una entidad integral (Homeopatía, Ayurveda, Medicina Tradicional China, Medicina Unani, diferentes Sistemas chamánicos, etc) y el no menos basto campo de las Terapias de Intervención Mente-Cuerpo que reconocen la capacidad de la mente para afectar el cuerpo y sus síntomas (Aromaterapia, Feldenkrais, Mindfulness, PNL, Hipnoterapia, Biofeedback, Yoga, Reichiana, Meditación, Visualización Creativa, Bioenergética, etc).

Puede ser bastante discutible esta clasificación, pero independientemente de ello es necesario reconocer el sutil hilo que las vincula a todas. En un repaso a los fundamentos medulares de muchas de las terapias alternativas podemos ver como se repiten dos palabras a lo largo de sus modelos: Desconexión e Integración, cada una con una relación directa con la enfermedad o el desequilibrio y la salud y el balance respectivamente. Pero ¿En qué sentido?

A grandes rasgos la Desconexión se define básicamente como la idea de que algo interrumpió nuestro proceso por ser nosotros mismos y vivir nuestro propósito esencial, o desde otra perspectiva, algo nos separó de nuestra natural relación con el Todo, es decir, con los aspectos trascendentes de nuestra naturaleza. Esto detona un desequilibrio general con implicaciones en nuestro cuerpo, mente o emociones, o en otras palabras, conlleva al síntoma de la enfermedad con su evidencia física.

La recuperación del equilibrio solo puede lograrse a través de reconciliar los fragmentos escindidos de nuestro Ser y llevarlos a que se reintegren en una unidad cuerpo + mente + emociones + espíritu +Familia + Comunidad + Cosmos + ad infinitum. El reto del terapeuta es lograr identificar lo que nos lleva a la separación de nuestra esencia y recuperar el sentido original de nuestra existencia. Esta es la razón de la versatilidad de los modelos, tanto de los primeros sistemas de salud de la humanidad como de las técnicas terapéuticas por venir.

Bajo esta ética mañana cualquiera de nosotros podrá crear su propio modelo terapéutico, respondiendo a ese impulso natural por sanar al mundo y con ello sanarnos. ¡Bienvenidas sean todas!

(Foto: Profesor Pablo García, Socrates García y Lidia Bautista haciendo limpias mazatecas en Teotihuacan, Solsticio de Verano, 2001).